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Mujer mecánica: Esperanza Apolonia Sánchez, la riverense que encontró su pasión entre motores

RIVERA (Cambio 2000).- Esperanza Apolonia Sánchez, con la edad de 20 años, es la primera mujer mecánica, específicamente en mecánica pesada Diésel e Hidráulica en Rivera.

El mundo de Esperanza está marcado por tuercas, llaves, palancas y motores. Desde hace tiempo, la joven trabaja par a par junto a su marido en un taller mecánico ubicado en la localidad de Rivera

En pareja con Nicolás Senio, comenzó en el año 2021 a concurrir al taller de su pareja, un par de veces a barrer, a lavar algunas piezas, a acomodar y, en el mientras tanto, “iba afinando el oído y mirando lo que hacían los chicos”.

Fue ahí cuando se le despertó la curiosidad por esta profesión sumado a que Nicolás siempre comentaba lo que hacían en el taller. Cabe aclarar que ella no contaba con ningún conocimiento referido a este tema. “Directamente no sabía manejar, para mí esto era chino básico”, dice. Ordenar las llaves, sus nombres… todo esto era absolutamente nuevo para ella.

ESPERANZA SÁNCHEZ. “Me genera satisfacción reparar algo”.

Pasado el tiempo, su pareja y su hermano, quienes son los que trabajan en el taller, vieron que comenzó a ir más seguido, que se interesaba en el tema y que ya entendía; decidieron invitarla a trabajar a su taller.

Esperanza cuenta que el primer día fue raro, fue decidida con muchas ganas de aprender. Entre charlas y libros se va capacitando y, sobre todo, mucha práctica.

“Es un rubro muy difícil pero también me gusta porque todo es muy exacto, si bien hay mucho para seguir aprendiendo, me genera satisfacción reparar algo. Me gusta mucho arreglar, es mi pasión. Ver que algo está roto, arreglarlo y lograr que funcione para mi es el mejor regalo”, comenta Esperanza muy orgullosa porque sabe que pertenece a una generación de mujeres trabajadoras que se apropiaron de los espacios que culturalmente parecían reservados para los hombres.

MUJER MECÁNICA. “Volvería a elegir una y mil veces más este oficio”, dice Esperanza.

Es difícil, es complicado, pero no imposible, esto no impide que ella siga incursionando en esta profesión.

“El ambiente de trabajo es hermoso, más allá de que es un mundo de hombres, me ven como uno más”, expresa.

La pregunta que se hacían era… ¿Cómo iban a reaccionar los clientes, la mayoría hombres, al ver que una mujer le estaba arreglando sus máquinas, sus camionetas, etc.? La incertidumbre de pensar que les podía molestar, “recalcando que siempre a las mujeres nos vieron como frágiles”, pero la repuesta fue sorprendente, la confianza y el respeto nunca faltaron.

Confirma que por primera vez ingresó a una casa de repuestos, talleres y la han recibido muy bien respondiendo amablemente todas sus dudas.

Las mujeres mecánicas existen

La figura femenina va tomando terreno y ganando presencia en cada vez más ámbitos y el de la mecánica no es menos, hasta el punto de que ya hay países que ofrecen formación selecta para las mujeres que quieran trabajar en un taller mecánico.

Cursos en los que las mujeres aprenden a cambiar neumáticos, a solucionar cualquier problema en la transmisión del motor, los sistemas de combustible y librando cualquier “desventaja” con respecto al sexo masculino. Sin olvidar que las pequeñas y delgadas manos de una mujer pueden acceder a esas partes más recónditas donde las vastas manos de un hombre a veces no pueden.

INSERCIÓN. La figura femenina va tomando terreno y ganando presencia en cada vez más ámbitos y el de la mecánica no es menos.

Sin embargo, y por desgracia, lo que sucede en el campo de la mecánica no es un hecho aislado y se podría extrapolar a otros tantos oficios y profesiones en los que la figura del hombre sigue siendo mayoritaria y sigue marcando el perfil del trabajador.

Si bien Esperanza comentó que esta experiencia es enriquecedora, no puede dejar de decir que hubo comentarios negativos o “no a la aprobación” de muchas mujeres, generando un sentimiento de tristeza, no por ellas, sino porque quisiera que muchas mujeres se animen a hacer estos trabajos, mal llamados de hombres.

Mamá, mecánica, ama de casa y bailarina

En el transcurso de este aprendizaje, con mucha emoción comenta que fue mamá y que tuvieron que aprender a organizarse en tema horario y tiempos para poder criar a su hijo y trabajar muchas horas en calidad, para mantener una casa en orden, administración y, además, ella se dedica a bailar folclore.

Los días de Esperanza son muy ajetreados, largos y agotadores, pero al mismo tiempo son gratificantes y alegres. 

“Me levanto con la sonrisa de mi hijo, no puedo pedir más”, resalta.

FELIZ. Los días de Esperanza son muy ajetreados, largos y agotadores, pero al mismo tiempo son gratificantes y alegres. 

Afirma que “volvería a elegir una y mil veces más este oficio, porque me encanta, es algo distinto, emocionante cuando logras el resultado que buscabas y todos los días se aprende algo nuevo, lo que no lo hace monótono y aburrido”.

Finalmente, Esperanza agradece a su pareja que estuvo al pie del cañón, confiando e impulsado y supo que podía cuando ella no decía que NO, a su cuñado Giuliano que siempre le da una mano, predispuesto a ayudar y a explicar, y especialmente a su familia por el apoyo.

Nunca imaginó pisar un taller, pero esto habla de que todos/as podemos aprender en el momento que queramos lo que deseemos, con mucha dedicación y esfuerzo se llega lejos, y recalca que hoy en día está muy difícil para ir a estudiar, por lo que invita a los jóvenes a que se animen a formarse en estos oficios que el pueblo necesita y puedan quedarse para ver al mismo crecer. (Cambio 2000)

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