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Karina “El Jefe” y su silencio elocuente

Lautaro Peñaflor Zangara

“Mirá, vos sabés que Moisés o Moshes era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Entonces Dios le mandó a Aarón para que divulgue. Bueno, Kari es Moisés y yo soy Aarón. Soy sólo un divulgador”.

La frase textual que da inicio a esta columna la pronunció el presidente de la Nación, Javier Milei, y la referencia hace alusión a su hermana, Karina, además secretaria general de la Presidencia, una de las personas más importantes del gobierno, sino la más.

Cultivadora del perfil bajo, prefiere ejecutar que exponerse. Sin embargo, es una pieza fundamental del engranaje del Ejecutivo y también de la integridad de su hermano, el presidente, quien la nombra como “El Jefe”, en masculino. A simple vista, parecen tener divididas las tareas: él la macroeconomía y ella el juego político.

Cuesta encontrar registros de Karina en los que se explique o se explaye. Su voz pudo escucharse el día del triunfo en la segunda vuelta, cuando presentó a Javier antes de su discurso, y también en un recorte del programa de Guido Kaczka del año 2016, que se viralizó hace poco: la funcionaria fue al concurso a participar con su perro, que se llama… Aarón, como el divulgador de Moisés.

No fue la única aparición de Karina en el mundo del espectáculo: también acompañó a su hermano en “El consultorio de Milei”, obra de teatro producida por Nito Artaza. Antes, había sido pastelera y había administrado una empresa familiar de neumáticos. Estudió Relaciones Internacionales en la UADE, donde se licenció. Sin embargo, no se conoce ninguna actividad laboral de ella vinculada con aquello.

También ha trascendido que tiraba las cartas del tarot y que es especialista en comunicación interespecies. De hecho, suele afirmarse que ella es quien ha conectado a Javier con Conan, su perro mastín que falleció hace varios años, y del cual son clones las actuales mascotas presidenciales. Literalmente. El dato puede chequearse en la página web de la firma estadounidense PerPETuate, que se encargó del proceso.

Karina es uno de los sostenes emocionales de Javier, imprescindible para él. Antes de asumir, cuando le preguntaban por el rol de su hermana en su gobierno, respondía que sería algo similar a la primera dama. Finalmente, tuvo un cargo formal. De hecho, se modificó la ley que prohibía que ese rol lo ocupase un familiar directo. Más acá en el tiempo, fue ascendida al rango ministerial y se le aumentó un 120% el presupuesto para gastos discrecionales. ¿Cómo era eso de “la casta”?

Pese a su perfil bajo y su silencio, su presencia es bien elocuente: ¿qué otros secretarios generales de la Presidencia recordamos? No suele ser un rol muy visible, pero ella es la excepción. Es notorio que se siente cómoda en el poder y que le gusta ejercerlo.

De las crónicas que se han publicado sobre su forma de actuar, podemos entrever que sus modales son rústicos y que es terminante: ha dejado afuera del círculo del presidente a figuras que han tenido roles fundantes en el ámbito libertario, como Carlos Maslatón, Ramiro Marra, Carlos Kikuchi y Carolina Píparo.

Tampoco queda claro su vínculo con Mauricio Macri. Como esa relación no se ha desenvuelto en público, sólo se conocen las especulaciones. En este sentido, distintos cronistas han afirmado que ella vetó el ingreso del PRO al gobierno de una forma más activa.

Una señal concreta acerca de esa tensión pudo verse hace unos días, cuando Karina Milei encabezó la formalización partidaria de La Libertad Avanza en Ciudad de Buenos Aires, tierra del partido del ex presidente. Evidentemente, no buscan en la jurisdicción una alianza con la fuerza de Macri, sino la independencia. Otra especulación por estos días es que ella podría ser candidata en 2025.

Suele repararse en la veloz carrera de Javier Milei, que pasó de economista presente en los paneles de televisión a diputado, y de ahí a presidente, en sólo dos años. Realmente es impactante, pero tanto o más lo es el ascenso de su hermana, Karina. El Jefe, su Moisés.

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