|  

“En la Escuela Agraria ofrecemos una formación muy integral, porque nuestros alumnos aprenden haciendo”, afirmó Gabriela Trabucco

“Esta escuela te atrapa, te apasiona”, reflexionó su directora. Un recorrido por la historia y el presente de una institución que representa a Rivera y trasciende sus fronteras.

RIVERA (Cambio 2000).- La Escuela de Educación Secundaria Agraria N° 1 “Bernardo de Irigoyen” de Rivera, popularmente conocida como “la Agraria”, es una institución representativa de la localidad de Rivera. Además, trasciende las fronteras de la comunidad en la que está inserta y también del distrito, ya que se erige como una de las escuelas más importantes de la provincia en su especialidad.

Con 71 años de historia, un espacio de ocho hectáreas que se suma a un sistema productivo de otras 350 hectáreas, una matrícula de 325 alumnas y alumnos y un equipo que llega a 155 personas, la escuela Agraria funciona como una enorme máquina en la cual todo sucede: la enseñanza y también el circuito completo desde la producción hasta la comercialización de productos característicos de la región.

“La Agraria funciona desde 1952, pero la escuela tiene algunas particularidades. Su decreto de creación es en diciembre de 1951, cosa rara para una escuela, porque siempre comienzan con el ciclo lectivo. Y el 14 de abril de 1952 se da la primera clase en la escuela. Una escuela que surge por iniciativa de colonos que vivían en el campo, que no tenían sus hijos dónde proseguir sus estudios secundarios. Surge, entonces, una Comisión Pro-Creación de la escuela, que empieza a gestionar fuertemente para crear una escuela agraria”, rememoró la directora de la institución, Gabriela Trabucco, en comunicación con el programa REBELIÓN EN LA GRANJA (Radio 2000 Carhué, lunes a viernes a las 11.00).

GABRIELA TRABUCCO. Directora de la Escuela Agraria de Rivera.

“La particularidad es que se crea con residencia ya, para poder afrontar esta complicación que tenía la gente del campo, que no tenía dónde mandar a sus hijos al secundario. Nace en un viejo edificio que todavía lo conservamos, en una fábrica de conservas. Se compra ese terreno, que es el lugar donde estamos ahora, en Sección Quintas, y aquí funciona residencia, comedor, toda la parte administrativa, los salones…”, contó.

Precisamente, a raíz del aniversario de la institución, Gabriela evaluó: “Desde ahí hasta acá la escuela fue creciendo, siempre muy acompañada por la comunidad, y hoy es una de las escuelas más grandes de la provincia de Buenos Aires en cuanto a educación agraria”.

Desde el punto de vista edilicio, la sede de la escuela es de ocho hectáreas. Además, a 7 kilómetros, cuentan con un predio de 350 hectáreas “donde funciona un sistema productivo con un tambo y un rodeo de cría de la raza criolla, en un convenio que hacemos con la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, para la conservación genética de esa raza”, contó la directora.

“La escuela es grande. En el campo tenemos algunos entornos formativos y en la escuela funciona el dictado de clases de la formación general, y tenemos también entornos formativos de lo que es la formación técnica específica”, agregó.

La matrícula actual llega a 325 alumnos y alumnas, con la particularidad de que 253 viven en la residencia de la escuela. “Ingresan los domingos a partir de las seis y media de la tarde y empiezan a regresar los viernes a sus hogares a partir de las 11:20, que salen los primeros, y hasta las dos o tres de la tarde tenemos alumnos”, describió Trabucco.

Además, añadió: “Tenemos alumnos de 200 kilómetros a la redonda. Tenemos alumnos de Bahía Blanca, de Sierra de la Ventana, de Santa Rosa, de Macachín, de Ataliva Roca, de Carhué, de Guaminí, de Casbas… tenemos un radio muy abarcativo de la escuela”.

“Y respecto al personal, entre docentes y auxiliares, somos 155. De esta cantidad, 105 somos docentes y el resto somos auxiliares. Después, la Asociación Cooperadora tiene dos empleadas administrativas y un tambero mediero, que es quien nos acompaña con todos los quehaceres del campo y del ordeñe. Somos muchos y es una gran familia”, pormenorizó Gabriela Trabucco.

“Aprender haciendo deja otro tipo de enseñanzas”

ALUMNOS EN PLENA TAREA. Ven toda la cadena de valor e intervienen en los distintos eslabones, desde la producción, la industrialización, la comercialización, las buenas prácticas.

Continuando en la charla con REBELIÓN EN LA GRANJA, la directora de la Escuela Agraria hizo hincapié en la oferta educativa y el aspecto pedagógico. “Las escuelas agrarias tenemos la formación general y científico tecnológica, que es una secundaria media. Nuestra orientación es ciencias naturales. A la tarde tenemos aquellas materias que tienen que ver con la formación de ese técnico, con las habilidades y el desarrollo de las competencias que necesita un técnico, que es en Producción Agropecuaria con orientación en Agroalimentos”, mencionó.

Y destacó: “Nosotros desarrollamos en nuestra escuela todas las cadenas de valor representativas de esta zona, desde la producción de materia prima en origen hasta la industrialización. Nosotros tenemos la mayoría de las cadenas completas, así que, por nombrar una, producimos la leche, que es de buena calidad, con parámetros que se miden y demás. En la escuela tenemos la sala de elaboración de lácteos, donde industrializamos parte de la leche que producimos”.

“Así, el alumno ve toda la cadena de valor e interviene en los distintos eslabones, desde la producción, la industrialización, la comercialización, las buenas prácticas. De esta forma hacemos con cada cadena productiva, donde nuestros alumnos salen no sólo preparados para proseguir estudios superiores, sino también para insertarse en el medio rural ya sea en una empresa agropecuaria o en la prestación de servicios, y también para poder emprender sus propios sistemas productivos”, profundizó Gabriela Trabucco.

“Es una formación muy integral la que se imparte aquí en la escuela. Nosotros en Agraria tenemos el dicho de que nuestros alumnos aprenden haciendo. Lo que te dicen lo podés poner en práctica, pero si lo concretás es mucho más significativo. El aprender haciendo deja otro tipo de enseñanzas, que conllevan otras habilidades y competencias”, enfatizó.

Asimismo, contó que ofrecen cursos de educación no formal en todo el distrito. “La escuela tiene una fuerte vinculación con el sistema socioproductivo del distrito y de la región. Una de nuestras funciones es vincularnos con el medio. La escuela tiene lo que es capacitación laboral agraria. Dictamos en todo el distrito distintos cursos de capacitación, que son educación no formal. Aquellos alumnos tienen que ser mayores de 16 años y no requieren certificación de nivel previo. En Carhué comenzó, por ejemplo, un curso de manejo de rodeo de cría, en Rivera se está dictando un curso de elaboración de pastas, en San Miguel la formación de guías de turismo rural. Nos vinculamos con el medio a través de esta oferta de cursos”, informó.

“Mucho de lo que producimos se consume en la escuela”

PRODUCCIÓN PROPIA. “Mucho de lo que producimos, el 60%, se consume acá en la escuela”, dijo Gabriela Trabucco. El resto, se comercializa. La Escuela Agraria tiene una matrícula de 325 alumnas y alumnos, de 200 kilómetros a la redonda.

Ante la consulta respecto al destino de todo lo que se produce en la Escuela Agraria, Gabriela Trabucco contó: “Nosotros producimos para consumirlo en el comedor escolar. Hoy se elaboran al mediodía casi 400 raciones, entre los alumnos que comen en el comedor y el personal que acompaña a esos jóvenes, y en el turno de la noche se están haciendo para la cena 250 raciones. Mucho de lo que producimos, el 60%, se consume acá en la escuela, porque también tiene un valor agregado que los alumnos consuman lo que producen”.

“El resto lo comercializamos, salvo los pollos que van al mercado local, acá con las familias, entre los docentes, a través de la Asociación Cooperadora, que tiene personería jurídica y todo lo que se vende lo factura, como también todo lo que se compra. En ese sentido no solamente hay que educar a los alumnos produciendo los alimentos, sino que también es parte de la educación estar apegados a la norma”, sumó y destacó el rol de la Asociación Cooperadora que “es fuerte, trabaja mucho, acompaña en todo ese sentido de estar en reglamentación para poder comercializar el excedente”.

Justamente en este sentido, la directora señaló: “Venimos trabajando hace un tiempo con un fuerte acompañamiento del ministerio de Desarrollo Agrario para poder habilitar los entornos y las industrias que tenemos. Tenemos habilitada la sala de faena. Producimos pollos, se faenan aproximadamente 200 por semana. La mayoría se consume en el comedor, pero también abastecemos algunas carnicerías y supermercados de Rivera. Vendemos pollos a granel o trozados, que los envasamos al vacío. Tenemos el transporte de frío habilitado por SENASA, siguiendo toda la normativa en cuestión. Tenemos también habilitada la sala de elaboración de conservas dulces y saladas; y estamos en vías de poder habilitar la sala de industria láctea”.

“Nos costó salir de la pandemia”

En otro tramo de la entrevista, Gabriela Trabucco se refirió al inicio de la pandemia de coronavirus, cuando los diferentes esquemas de aislamiento prohibieron la presencialidad en instituciones educativas. En este sentido, resaltó que pudieron sostener la producción, aunque recién en agosto de 2021 fueron habilitadas las residencias con las que cuenta la institución.

“Fue una cuestión de que las escuelas nos tuvimos que adaptar a conocer un mundo nuevo, porque nosotros sabemos de enseñar, pero sabemos del vínculo y de estar en la escuela. Y tuvimos que aprender. En ese aprender, nos adaptamos a las nuevas tecnologías”, recordó.

“Nosotros tuvimos la particularidad de que la mayoría de las escuelas podían salir al pueblo y entregar algunas actividades, pero en nuestro caso era más difícil, porque tenemos alumnos a 200 kilómetros. La escuela, desde hace mucho tiempo, tenía desarrollada para el séptimo año una plataforma virtual, que rápidamente se adaptó a toda la escuela”, detalló.

Y evaluó: “Hubo mucho de esto de vincularnos con los alumnos con otras herramientas, pero seguir vinculados, porque ellos viven acá, somos su familia y ellos son la nuestra. Cuando decimos que somos una gran familia, no es un slogan, sino que realmente es así. Ellos viven cinco días con nosotros”.

“Hicimos relevamientos para saber quién tenía computadoras y quién no, prestar computadoras a quienes no, trabajar mucho con los intendentes de otros distritos para que nos acompañen a asistir a esa matrícula que estaba tan lejos con algunas herramientas que dispuso la Provincia, como los módulos alimentarios. Mucho trabajo desde lo vincular, y desde lo pedagógico, aprendiendo también, prosiguió Trabucco.

“Además, sacamos los permisos para circular y la escuela no dejó de producir ni un solo día, sosteniendo las producciones que tenemos. Podría haber sido una decisión de la escuela la de bajar y no producir, pero después todo ese sistema productivo hay que ponerlo en movimiento nuevamente. En eso, debo reconocer una vez más al personal, que estuvo totalmente dispuesto, que puso el cuerpo, la salud, que se arriesgó a circular para sostener y mantener las producciones de la escuela. No se dejó de producir ninguna de las cadenas de la escuela. Sí las mermamos, pero nada en esta escuela se detuvo”, destacó.

“A nosotros también nos atravesó la pandemia en 2021. Porque, cuando todas las escuelas comenzaron, aunque sea con algún día de clase, a nosotros las residencias nos las habilitaron en agosto de 2021. Todos habían empezado en marzo y nosotros pudimos volver en agosto, con la mitad de los alumnos que venía quince días, y la otra mitad otros quince días”, puso de manifiesto la directora.

Y redondeó: “Nos atravesó mucho y para nosotros el año pospandemia recién fue el año pasado, con algunas consecuencias que todavía estamos tratando de adaptar. Nos ha costado salir de la pandemia”.

“Esta escuela genera muchas oportunidades de vida”

JAVIER RODRÍGUEZ EN LA ESCUELA AGRARIA. Oportunidad en la que el ministro de Desarrollo Agrario dejaba inaugurada la sala de elaboración de pasta en el establecimiento educativo.

Gabriela Trabucco es médica veterinaria, lo cual llevó a la consulta de por qué se inclinó por la docencia. Pese a reconocer que le cuesta ser autorreferencial, respondió: “Mucho tiene que ver mi madre (Hilda Fittipaldi), una maestra de toda su vida, docente de escuela rural, de esas de antes. Somos cinco hermanos y a todos nosotros nos ha impregnado de ese amor por la educación. Me hizo hacer la formación docente para tener el título que te habilite para estar en educación y yo le decía que no iba a terminar en la escuela. Mirá las vueltas de la vida…”

Asimismo destacó que “también tuvo que ver con que esta escuela te atrapa, te apasiona. En esta escuela uno la satisfacción no la ve no sólo en que los alumnos aprenden, adquieren habilidades y competencias, una alumna puede desarrollarse en el medio rural sin ningún complejo ni discriminación, pero también porque esta escuela le genera muchas oportunidades de vida a muchos jóvenes y muchas jóvenes que, tal vez, en otros lugares no las tendría”.

“Mucho de esto les mueve a muchos de los que estamos acá. Es una escuela que tiene mucho sentido de pertenencia y las familias se sienten cobijadas por la institución. Esta escuela no es ni mejor ni peor, pero sí es diferente”, finalizó Gabriela Trabucco. (Cambio 2000)

Categorías