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4 de agosto: Día del Panadero / Panadería Mi Sueño, de la familia Bouillón – Calderón, sigue creciendo de la mano de clientes y amigos de la ciudad y la región

CARHUÉ (Cambio 2000).- Panadería Mi Sueño se fundó en enero de 2004, como facturería, en el garaje del domicilio de sus propietarios y mentores: el matrimonio conformado por Javier Bouillón y Ana Emilia Calderón. Pero como en toda historia, en esta también hay antecedentes, y esta familia ya venía elaborando tortas y postres para eventos y por encargue, y Javier incursionaba en el rubro desde muy joven, transitando las cuadras elaboradoras de distintas panaderías locales.

“La actividad comenzó dentro de casa, con las tortas y postres. Luego en 2004 pasó al garaje, como facturería, donde pronto el espacio quedó chico y hubo que ir agrandando, hasta que en 2012, el emprendimiento había crecido de un modo tal que fue necesario buscar una nueva localización; y fue en esa búsqueda que llegamos al lugar donde hoy se encuentra Mi Sueño, en Hipólito Yrigoyen entre San Martín y Rivadavia”, cuenta a CAMBIO 2000 Juan Ignacio Bouillón, hoy también integrado a la actividad que generaron sus padres.

JUAN IGNACIO BOUILLÓN. Continúa con la actividad que generaron sus padres, en el rubro panadería.

Relató después que “papá había trabajado en El Cañón, donde comenzó lavando latas, y fue estando allí que en noviembre de 1985 se enteró de lo sucedido en Epecuén, porque muy temprano por la mañana les pidieron que no llevaran productos a la reventa de la Villa”.

“Estando en el Cañón, papá conoció a Luis Lazarte, otro referente del rubro que trabajó tanto en ese lugar como en otros dentro y fuera de Carhué, y fue él quien lo contactó con Carlos Partarrieu, para que se sumara al equipo de La Francesa; o sea que la vida laboral de mi padre siempre estuvo en el ámbito de la panadería”, recordó Juan Ignacio.

Destacó que el cambio de localización favoreció a ampliar la oferta de productos, porque “por una cuestión de espacio, en el garaje de casa no se elaboraba más que factura y algo de galleta”.

“El nuevo local fue el punto de partida para sumar productos y acrecentar la producción, porque la demanda también fue mayor, y así fue posible ofrecer pan, masas finas, panes especiales, chipá, y todo lo que hoy ponemos a disposición de nuestros clientes, y que comenzó sólo con facturas. Por eso recuerdo esa etapa de mi niñez con mucha gente ingresando por las tardes al garaje de mi casa en busca de sus facturas”, agregó el panadero, que junto a su familia ha adoptado la destacada costumbre de donar cada día, aquello que no se vendió, a las escuelas o instituciones de niños y adultos mayores de nuestro medio.

“Siempre ayudé en lo que me fue posible en la medida que fui creciendo, -cuenta enseguida-; lavaba latas, o colaboraba en lo que me solicitaban. En 2012, cuando llegamos a la actual panadería, y después que se anexó un espacio más, aledaño, donde se colocaron los hornos, ya empecé a interactuar un poco más, hasta que en 2015, cuando terminé el secundario, me incorporé a trabajar, concretamente para hacer tortas fritas; y lo hacía valiéndome del recetario, sin mucha más instrucción”, expresó.

PANADERO. “Hoy somos varios los que estamos incluidos en Mi Sueño”, dijo Juan Ignacio Bouillón.

“Mi padre es bombero, y recuerdo que en una ocasión, un día de verano, él se encontraba haciendo facturas cuando ante un toque de sirena con motivo de un incendio, dejó todo para salir hacia el cuartel. En ese momento, valiéndome también del recetario, continué con la tarea que había iniciado, y las facturas salieron, como fueron saliendo los otros productos con los que fui aventurándome a lo largo del tiempo. Con mis hermanas decimos que salen porque lo llevamos en nuestro ADN, aunque ellas no están vinculadas al rubro; Juli porque es chica, y Guadalupe porque eligió ser docente”, mencionó.

Juan Ignacio Bouillón destaca que su quehacer en la panadería no sólo pasa por la parte productiva, sino “que junto a mi mamá, también vamos rotándonos en la parte de administración, que demanda mucho tiempo; y si bien ahora está ella en esa tarea, seguramente en otro momento volverá a tocarme a mí. Todo se hace en familia, por eso hace algún tiempo, resolvimos que la actual denominación de la panadería, es Mi Sueño, de la familia Bouillón – Calderón, porque mamá merecía también estar reconocida en este proyecto que juntos iniciaron hace tantos años”.

“Hoy somos varios los que estamos incluidos en Mi Sueño, porque además de mamá, papá y yo, contamos con la colaboración de mis tías Marina y Cecilia Calderón, mis primos Natalia Cilleruelo e Iván Rodríguez; Daiana Álvarez en despacho; y los cocineros Ariel Bustos y Luis Farías”, mencionó.

Para terminar, Juan Ignacio Bouillón puso de relieve que “por las dificultades económicas que atraviesa la sociedad en general, en Mi Sueño tratamos de mantener los precios y la calidad, porque quizá no es momento de pensar sólo en ganancias, sino también de sostener algo que nos caracterizó, que es ser solidarios con quienes transitaron tantos años a nuestro lado: nuestros clientes los vecinos de Carhué, el Distrito y la zona, a quienes agradecemos habernos acompañado siempre, porque sin ellos, nada hubiese sido posible”, concluyó, saludando a “todos los panaderos con motivo de nuestro día”. (Cambio 2000)

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