Miguel Mancuso y José Luis Sica, representantes de las casas Mancuso y La Industrial respectivamente, se refirieron a cómo fueron los últimos meses. El impacto del turismo, las obras públicas que se están ejecutando, las dificultades que representa la economía y la oportunidad de “ahorrar en materiales”.
CARHUÉ (Cambio 2000).- Construir es, según dice la definición más clásica, hacer un edificio, una obra o una parte de él. Sin embargo, cuando hablamos de construcción también estamos refiriéndonos a una proyección de vida que inicia y avanza, a una visión acerca de cómo una familia o una persona pueden crecer y hasta de un sueño, una ilusión.
En los últimos meses, en Carhué son notorios varios de estos proyectos que sí, son edificaciones, pero también esperanzas de crecimiento, familiar y para la localidad en su conjunto. El símbolo más claro con el que identificamos estos pequeños anhelos son los bolsones con materiales, que llevan la firma de algunos de los comercios locales que se dedican al rubro.
Claro que, además, construir activa toda una cadena de trabajo y de valor de la que dependen muchos habitantes, además de los propios corralones: albañiles, profesionales que se encargan de los servicios, carpinteros, incluso arquitectos se ven abarcados por el efecto de esta actividad que, si es virtuosa, multiplica beneficiando a diversos sectores.
¿Cómo es la actualidad del rubro de la construcción en Carhué? ¿Ha variado en los últimos años? ¿Qué saldo dejó la pandemia? ¿Cuáles son los impactos de una economía notoriamente volátil? ¿Buscan los vecinos de Carhué “ahorrar en materiales”? ¿Es el turismo un rubro en el que se noten las inversiones? ¿Las obras públicas que observamos se abastecen en comercios locales?
CAMBIO 2000 consultó estos aspectos con referentes del sector de dos destacados comercios locales: Miguel Mancuso y José Luis Sica.
Miguel Mancuso: “No se puede decir que son años malos, si bien no son excepcionales”

Miguel Mancuso, del comercio que lleva su apellido, consideró que “lo que viene pasando con la construcción viene siendo relativamente bueno. No se puede decir que son años malos, si bien no son excepcionales. Los créditos Procrear que van saliendo ayudan a que haya un nivel bueno de construcción, aunque no es parejo. Hay meses buenos y otros que baja bastante, pero el pasado no fue un año malo”, expresó.
El comerciante establece en el cuarto mes del año pasado un quiebre, vinculado con la economía nacional. “Lo que fue el 2022 fue un año complicado. Empezó tranquilo, pero en abril se empezó a despelotar con el tema del dólar y demás, y ahí se dieron aumentos graduales. En ese momento se notó una baja”, puso de relieve.
Al retrotraernos a la cuarentena por la pandemia de coronavirus, Mancuso reconoce que “el inicio fue algo complicado. Se trabajaba como se podía, las horas que se podía, y con mucha incertidumbre. Sin embargo, a medida que fue pasando, el año de la pandemia cerró como un muy buen año. Yo creo que con el tema de que la gente no podía gastar dinero, porque no se podía ir de vacaciones y apenas podía salir a hacer las compras, el proyecto era ponerle el dinero a la casa”, analizó.
Y agregó: “En estos pueblos el que siguió trabajando, al cobrar el sueldo no tenía en que gastarlo, porque no se podía hacer nada. Nos pasó algo muy loco que es que en la zona no se vendía, entonces nos venían a comprar acá. Nosotros, a medida que nos vendían, podíamos dar respuesta. Las fábricas también trabajaban menos, o entregaban menos”.
En cuanto a la volatilidad de la economía y la posibilidad de “ahorrar en materiales”, Miguel Mancuso respondió: “No es un 100%, pero hay gente que confía en el banco, otra que confía en el dólar y otra que compra materiales. Es una buena inversión. Si te ponés a pensar, es algo que no se echa a perder, se puede acopiar y siempre está en constante aumento. Siempre va subiendo, es una realidad”.

Ante la pregunta de si observa que los vecinos de Carhué emprenden construcciones o refacciones para destinarlas al turismo, el profesional consideró que “la gente está apostando bastante. El que tiene un lote o una casita en desuso, vemos que la gente se está volcando a acomodarla y alquilarla por día. Eso lo podemos observar, sí. Esto es muy personal, pero creo que el turismo viene avanzando y eso nos puede ayudar a que la gente se anime y destine una pieza o una vivienda al sector”.
Finalmente, en lo que respecta a las dificultades principales que debe enfrentar el rubro de la construcción, Mancuso fue categórico: “Vienen dadas por la economía argentina. No sabemos qué va a pasar. Hay una inflación impresionante, los cambios de precios son monstruosos, entonces estamos a la espera. Hoy está bastante planchado, porque no han salido nuevos créditos, también en esta época del año hay otros compromisos, entonces es una época en la que se plancha bastante la construcción. Pero la dificultad es la incertidumbre”.
José Luis Sica: “La situación económica hace que la gente tenga que encarar las obras de forma parcializada”

José Luis Sica es portador de un apellido claramente ligado a la construcción y al ya clásico comercio La Industrial. En diálogo con CAMBIO 2000, Sica evaluó los últimos años en el rubro al que se dedica: “El año pasado y el anterior también de a poco fueron cayendo. El poder adquisitivo de la gente no es el mismo, va decayendo, y eso lo vemos reflejado en la construcción”.
“También, teniendo en cuenta que los materiales se han disparado a precios bastante importantes, esto hace que la gente haya tenido que encarar las obras de forma parcializada. Van comprando de a poco los materiales. Independientemente de esto, hay relativamente un buen trabajo en Carhué en lo que tiene que ver con la construcción”, agregó.
En referencia a la variabilidad de los índices económicos en el país, Sica consideró: “De 2005 en adelante había líneas de créditos para comprar los materiales de contado y encarar la obra, eso es algo que sucedió en esos años. A partir de ahí fue en decadencia, hasta el año pasado o el anterior, que se comenzó a trabajar de forma parcial. La persona consulta con su mano de obra, que le indica los materiales que va a usar, y se parcializa. Se compra a cuenta para retirar en el momento en el que está más o menos redondeado todo. Pero todo junto es imposible en este momento”.
Acerca de cómo impactó la cuarentena en la construcción, José Luis coincidió con su colega. “La pandemia para nosotros jugó al revés de como jugó en los otros rubros. En todos los años de la historia de la construcción, lo dice cualquier corralonero, fue el año en el que más materiales se vendieron. Porque la gente no podía salir, estaba encerrada literalmente, y lo único en lo que podía resguardarse era en este tipo de compras”, puso de relieve.

“En 2020 hubo un aumento muy notable de ventas de materiales y, de hecho, no alcanzaban las fábricas a abastecer la demanda por dos motivos: porque se había incrementado de forma bastante importante, y porque muchos obreros tenían Covid y trabajaban sin todo el personal. Pero estuvimos sobrepasados de trabajo, a diferencia de otros rubros”, detalló.
En relación con las obras públicas, el referente de La Industrial comentó que su comercio ha tenido la posibilidad de abastecer en parte a quienes se adjudicaron algunas de las que se encuentran en ejecución. “Al no ir por contratación directa con el Municipio, depende más de terceros, de la persona que hace la obra y si está interesada en comprar en el pueblo. En nuestro caso, hemos tenido la posibilidad de licitar con quienes tienen a cargo algunas obras que se están ejecutando en este momento y lo que es más grueso se ha comprado acá”.
Sin embargo, lamentó que “lo que es más fino ya no se adquiere acá, lo que es carpintería, por ejemplo, porque las firmas tienen carpinterías propias. Es una lástima que otra gente en Carhué no pueda abastecer esa parte de la construcción, al igual que la mano de obra, porque suelen venir con un combo que incluye el personal”.
Al ser consultado en referencia a si, desde su comercio, observa que el turismo está generando movimiento, José Luis Sica volvió a coincidir con Mancuso. “Sí, se nota que alguna gente está de a poco animándose. Vemos que hay gente a la que les ha gustado y se ha venido a vivir y ha construido y por otro lado también vemos quienes lo ven como una posibilidad de invertir o tener alguna rentabilidad. Eso ha producido un desfasaje con los alquileres también, porque quienes tienen alquileres fijos al tener un número distinto respecto a turismo, los alquileres fijos se terminan disparando”, puso de relieve.
Sobre las perspectivas para 2023, el comerciante aventuró que “va a ser un año electoral, conflictivo. No tengo muy en claro las reglas de para qué lado se va a disparar. La gente, obviamente, tiene en claro que no sirve guardar el dinero. Todo el mundo está invirtiendo en lo que puede. Tenemos problemas de público conocimiento, como la sequía que hubo, tenemos al campo con menos recursos, un Municipio complicado en la parte numérica y la actividad privada complicada. Esperamos que, dentro de este contexto, sea un año bueno. Pero va a ser un año raro, por llamarlo de alguna manera”.
Al igual que su colega, José Luis Sica expresó que la principal dificultad para la construcción viene dada “sin ninguna duda por la economía. Sin poder adquisitivo no se puede. Es necesario para que pueda rendir cualquier rubro. Estamos todos demasiado ahorcados en este momento con los números”, concluyó. (Cambio 2000)