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La cara más visible

Por Maia Franceschelli

El pasado viernes 29 de mayo el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció oficialmente que da por terminada su relación con la Organización Mundial de la Salud y, cumpliendo lo que venía vaticinando desde abril, va a retirarle los fondos que según apuntó “serán redirigidos a otras causas sanitarias globales públicas y urgentes”.

La decisión de Trump llega un mes y medio después de que congelara temporalmente los fondos que el país norteamericano aporta a la OMS y diez días después de que amenazara con retirarse de esa organización, donde son el principal contribuyente.

Estados Unidos, a través de su primer mandatario, recriminó a la OMS por su actuación al inicio de la pandemia. En palabras de Trump “el mundo necesita respuesta de China sobre el virus. Necesitamos transparencia. ¿Por qué China no dejó salir a los infectados de Wuhan a otras partes de China pero sí les dejó salir a Europa y Estados Unidos?”, cuestionó.

Cabe resaltar que la Organización Mundial de la Salud es un organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Su función es gestionar políticas de prevención, promoción e intervención a nivel internacional en lo atinente al área de salud. Los Estados que la componen, 198 -descontando el retiro de EEUU- han designado representantes que se desempeñan en el área gubernamental de la misma.

Trump venía hace tiempo cuestionado a esta entidad -que ha tenido un rol protagónico los últimos meses en esta pandemia- por no haber ido a supervisar el brote en China, confiando así en los datos que este último transmitía. “Su confianza en los datos de China causó un incremento de 20 veces más en el número de casos en el mundo”, se expresó.

“El encubrimiento del virus de Wuhan en China permitió que la enfermedad se expandiera por todo el mundo, instigando una pandemia global que ha costado más de 100.000 vidas estadounidenses y más de un millón de vidas en todo el mundo”, afirmó en conferencia de prensa en Washington. Según sus apreciaciones, la OMS se habría convertido en una suerte de “títere” de las autoridades chinas.

Acompañando al discurso oral y sin perder tiempo, Estados Unidos aumentó la presión militar sobre el país asiático, ya que desde El Pentágono se acusa a China de explotar la pandemia para obtener ventajas militares y económicas al expandir las áreas en las que opera.

Ya nada nos sorprende: el primer mandatario no ha dejado de ser noticia en el transcurso de esta pandemia, pues al igual que su par brasilero, se han mostrado al público tomando a gracia ciertas medidas que ha recomendado la OMS llevar a cabo, como lo es el uso de barbijo, elemento que en muchos sitios se ha convertido su uso en obligatorio.

Si pretendemos entender el peso que tienen sus acciones y las consecuencias de las mismas, es necesario contextualizar a estas potencias. El conflicto comercial iniciado hace unos años, ahora incrementado por la crisis sanitaria mundial, es solo la corteza de lo que realmente sucede.

De éste lado del mundo, los datos que nos llegan son imprecisos, parciales, sesgados. O estamos de acuerdo con Trump, o somos “comunistas”.

Mal informados, distraídos y abstraídos, no nos percatamos que el sistema que prolifera acá, en China y en Norteamérica no difiere: se llama Capitalismo, y ésta es su cara más cruda. (Artículo de opinión para Cambio 2000)

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